La política imperialista de Biden en Oriente Medio

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Las maniobras imperialistas del Pres. Joseph Biden en Oriente Medio durante la última semana de febrero fueron recibidas con críticas generalizadas. Por un lado, ordenó al ejército estadounidense que bombardeara Siria bajo el pretexto de la “guerra contra el terrorismo”. Por otro lado, se negó a castigar al príncipe de Arabia Saudí que fue expuesto en un informe de haber estado directamente involucrado en el asesinato de un periodista estadounidense.

El bombardeo en Siria del pasado 26 de febrero fue la primera acción militar ordenada directamente por Biden. Afectó a una zona situada en la frontera entre Siria e Irak. Mató a 17 civiles, que según el Pentágono son miembros de organiza­ciones terroristas.

Siria calificó el bombardeo de ataque a la soberanía e integridad territorial del país. El ataque fue contrario a la promesa de Biden de poner fin a la agresión de décadas de Estados Unidos en la región.

Actualmente, el noreste del país está ocupado por tropas estadounidenses y sus milicias aliadas. En la zona se encuentra la empresa petrolera estadounidense Delta Crescent Energy. Las Fuerzas Democráticas Sirias permitieron a la empresa entrar y operar ilegalmente en el país en 2020.

Por otro lado, Biden se negó a imponer sanciones contra el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, que ordenó el secuestro, la tortura y el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. Khashoggi era conocido por ser un crítico acérrimo del príncipe que escribía regularmente sobre la represión saudí contra los activistas y su brutal guerra en Yemen. Arabia Saudí es uno de los aliados más cercanos de Estados Unidos en Oriente Medio. Tiene las mayores reservas de petróleo a nivel mundial, y sirve como fuente de importación de 10 millones de barriles de petróleo diarios.

La política imperialista de Biden en Oriente Medio