La acción de las masas es la respuesta a las crisis y a los desastres
Las inundaciones y deslizamientos de tierra causados por el tifón y las lluvias monzónicas del suroeste devastaron recientemente la Región de la Capital Nacional, grandes partes de Luzón y como hasta Visayas y Mindanao. El agua se precipitó desde las montañas desnudas causando deslizamientos de tierra, desbordando ríos sedimentados e inundando vastos campos en las llanuras. Las ciudades se inundaron como resultado de la superposición de proyectos de infraestructura y las reparaciones que bloquearon las vías fluviales, así como del fallido sistema de control de inundaciones.
Casi 50 personas murieron y millones sufrieron. Se destruyeron millones de pesos en viviendas y propiedades, infraestructura, cultivos y medios de subsistencia. Una vez más, se puso de manifiesto la vulnerabilidad de millones de familias pobres que viven en chabolas, donde tienen poca protección contra los vientos y las lluvias de los tifones.
Las afirmaciones de Marcos durante su Discurso sobre el Estado de la Nación, dos días antes de las inundaciones, de que su gobierno está “listo” para cualquier tormenta que se avecina, quedaron expuestas como huecas y puras tonterías. Los 5.500 proyectos de control de inundaciones, en los que su gobierno gastó más de 255.000 millones de euros el año pasado, resultaron inútiles.
En los últimos años, los desastres se han vuelto más frecuentes y devastadores para la vida y los medios de subsistencia del pueblo. Este es el resultado, no solo del cambio climático, que trae calor o lluvias extremos, sino más aún del fracaso grosero y el abandono del estado reaccionario. El régimen de Marcos ha permitido que continúe la destrucción gratuita de los bosques y el saqueo del medio ambiente, causando un daño aún mayor a las vidas y los medios de subsistencia de las masas.
Las fuerzas del Partido y el movimiento nacional-democrático actuaron con prontitud para ayudar a las masas en medio de la calamidad. Muchos de ellos también se encontraban entre las víctimas de las inundaciones y la destrucción de viviendas y propiedades. Su rápida respuesta a la calamidad fue una muestra de solidaridad con el sufrimiento del pueblo, una disposición a actuar para aliviar su sufrimiento y una conciencia para movilizar y aprovechar la fuerza de las masas.
En las zonas devastadas, se movilizó toda la maquinaria del Partido para recoger agua, alimentos, ropa y otros artículos de primera necesidad, y trabajar con varias agencias y organizaciones de servicios para entregarlos de inmediato a las víctimas. Al mismo tiempo, elevan la comprensión de las masas sobre las causas del desastre y la necesidad de actuar juntas para levantarse colectivamente de la tragedia y defender sus derechos.
El fortalecimiento del movimiento de masas y su dirección partidista es la clave para la respuesta eficaz de las masas a los desastres. Por otro lado, la respuesta a los desastres fortalece el movimiento de masas y cultiva la iniciativa y el espíritu de acción colectiva, solidaridad y cooperación de las masas. Por lo tanto, es necesario que donde las masas sufren, el Partido, los revolucionarios y las organizaciones democráticas de masas actúen para elevar la conciencia y la capacidad de las masas para responder a las calamidades.
Frente a las calamidades, hay que enseñar que la solidaridad y la ayuda mutua son necesarias, pero no suficientes. Es necesario elevar la conciencia social y política de las personas de que sus sufrimientos no son el resultado del desprecio de la naturaleza o del “Castigo de Dios”, sino de las acciones de los grandes capitalistas extranjeros y locales cuya codicia los impulsa a saquear la naturaleza y los fondos públicos.
El pueblo tiene que concentrarse en hacer que el régimen de Estados Unidos y Marcos y todo el estado reaccionario rindan cuentas por las políticas y los fracasos que agravan el flagelo de los desastres contra las masas. Deben resistir el programa reaccionario del gobierno que prioriza la minería, la expansión de plantaciones, la conversión de tierras para proyectos inmobiliarios, la recuperación de tierras, la construcción de grandes diques y otros.
Peor aún, los burócratas se aprovechan de los desastres para embolsarse montones de ganancias y botín burocrático. Hay que denunciar la ausencia de un plan general o a largo plazo para el control de inundaciones, y los cientos de miles de millones de pesos de fondos públicos asignados a proyectos de “control de inundaciones” deben revelarse como una vaca lechera para los capitalistas burócratas y los compinches empresariales.
Las masas deben hacer que el gobierno reaccionario rinda cuentas por el daño y la devastación de sus vidas, medios de subsistencia y propiedades por no cumplir con su deber jurado de garantizar la seguridad y el bienestar del pueblo filipino. Más que ayuda, la justicia social es el grito del pueblo.
En los frentes guerrilleros, junto con el Nuevo Ejército del Pueblo, se deben construir o fortalecer órganos de poder político para implementar políticas que protejan el medio ambiente, prohíban los proyectos destructivos e impongan sanciones a las operaciones que saqueen montañas, bosques y ríos, y se apoderen de las tierras de las masas campesinas y los pueblos minoritarios. Hay que movilizar a las masas para prepararse para futuros desastres.
Ciertamente, la reciente calamidad no será la última que asolará a las masas del pueblo filipino. Los expertos dicen que el fenómeno de La Niña comenzará a formarse entre agosto y octubre, lo que se espera que traiga más lluvias. Esto está destinado a traer más sufrimiento a las masas filipinas, especialmente frente a la profundización de la crisis, el aumento de los precios del arroz, la carne, las verduras y otros alimentos y productos básicos, y los salarios e ingresos extremadamente bajos de la población.
La crisis y la calamidad que se avecinan plantean un gran desafío y una gran oportunidad para que el Partido dirija y fortalezca todo el movimiento revolucionario como arma del pueblo para defender su bienestar. Todos los cuadros y miembros del Partido deben utilizar toda su capacidad y fuerza para echar raíces y expandirse entre las masas, para despertar, organizar y movilizar al pueblo como una fuerza aún más poderosa para poner fin a todos los flagelos del sistema opresivo y explotador.